Suena el cuerno y
nos ponemos en camino por undécima vez.
Por el taller de Waldemar habían pasado los checos, Petitjean, García
Ferreras, Paco Redondo, Luís Meana… pero faltaba uno, un tipo que es
especial, Longo.
Cuando tienes un amigo de los de verdad, que además es todo un talento…
pues eso, miel sobre hojuelas.
Los dioses waldemariensis convocaron al genial montador asturiano (y
medio gallego) para que viniese a comer un cocidete y el buenazo de
Longo cayó en la trampa y una vez en Waldemar lo pusieron a currar
mientras otros procedíamos al asalto sin piedad de “les cajes de mosques”. Y birlo
una docena; cuando menos me lo espero abren otra caja y afano otra
docena y otra más… y viene nuestro cómplice Sergio y nos abre la última
caja y venga la docena postrera… (Gracias Sergio, querido, en el
Geriátrico de este año te prometo truchas de dos kilos para arriba).
El taller. Primero Longo, montajes de andar por casa que para los
complicados necesita varias lunas.
www.vicentelongo.com
Después Seijas, Arcay, Gayoso, Bustos (con camisa Mago-fashion). Uno
tras otro fueron pasando por el torno mientas que Comba Tv Corporation
televisaba el asunto por la parabólica.
Si la participación estelar de Longo era muy esperada y no defraudó,
también hay que indicar que había mucho interés por ver al bueno de Yago
intentando una vez más su gris. Estaba el hombre explicando lo que
aprendimos en Gondomar con eso de los tintes y cuando le daba a la cuchara y
al vinagre… ¡Albricias, Aleluya…! ¡Sale el gris…! Bueno, es un
gris con un leve toque azulado especial para “Caenis en días de niebla”
(Ay, Felix, Felix… ¿Caenis con niebla? Si, hombre si, y reos comiendo
Fuet de Torre de Núñez…)
Bueno, que la jornada no tuvo desperdicio. El cocido tampoco. Ni las filloas
con turbo-soplete ni la tarta de Noelia. |